martes, 21 de marzo de 2017

Comprende el Trastorno Límite de Personalidad

Causas del Trastorno Límite de la Personalidad


Las causas del Trastorno Límite de Personalidad, como en la mayoría de los casos, se debe tanto a factores genéticos como ambientales.


Son muchas las ocasiones en las que encontramos fuertes vivencias traumáticas en la infancia como causa del desarrollo de este tipo de trastorno, por ejemplo abuso sexual o malos tratos.

En caso de los abusos sexuales es común que el autor de éstos sea una figura cercana a la victima, incluso podemos llegar a hablar que la puede percibir como una figura protectora que descuadra totalmente a la victima cuando se convierte también en agresora, por tanto protector y agresor, algo totalmente incompatible son la misma persona. Esta contradicción hace que la victima reprima todos los sentimientos negativos que siente hacia su protector-agresor volviéndose estos sentimientos contra la propia victima y culpabilizándose como solución para aminorar los sentimientos negativos que siente hacia su agresor, de este modo minimiza estas emociones, que a priori son incompatibles e incómodas y que están focalizadas en al misma persona. Toda esta situación hace que la víctima entre en una contradicción extrema y se posicione, en un extremo u otro en sus relaciones posteriores, es decir, una persona o es muy buena o es muy mala, no hay término medio.

Todas estas vivencias traumáticas, lleva al afectado a una situación de alerta constante ante posibles amenazas, reales o ficticias, y que ante estímulos inofensivo y aparentemente sin importancia, dé respuestas totalmente exageradas y extremas, llegando a sufrir síntomas disociativos

Qué es y cómo funciona el síntoma disociativo

La vivencia de todo este estrés puede dar lugar a síntomas disociativos en la que los afectados pierden toda conexión con la realidad, se sienten a ellos mismos como ajenos ante determinadas acciones o sentimientos que son propios (despersonalización)
La Despersonalización es uno de los Síntomas que suelen
vivir las Personas con Trastorno Límite de Personalidad
Esto puede surgir cuando se sienten amenazados e incapaces de defenderse de la situación, es un modo de huir de la amenaza. Pero no es una estrategia adecuada, ya que el afectado debe de aprender conductas más adaptativa y eficientes para superar la situación.

Estas vivencias se pueden manifestar como cambios en la percepción espacio-temporal, no poder sentir nada, desdoblamiento de uno mismo…. Esta situación en muchos casos lleva irremediablemente a conductas autolesivas o automutilaciones para volver a sentirse a ellos mismos y en algunas ocasiones intentos de suicidio por la situación tan desesperante que viven.

Experiencias vitales que favorecen el desarrollo del trastorno limítrofe de personalidad

Además del abuso sexual o el maltrato infantil puede haber otras causas y vivencias en la infancia menos traumáticas pero que igualmente pueden propiciar a personas con cierta tendencia a este tipo de trastorno, a desarrollarla en un futuro: 

Crecer en un entorno en que las personas son percibidas como totalmente planas, o muy buenas o muy malas (percepción infantil respecto a las personas) 

Hacer reprimir a los niños ciertos sentimientos que socialmente se suelen ver como algo negativo, como la tristeza o el enfado. Esto propicia a que no aprenden a gestionar dichos sentimientos de un modo correcto, lo podemos encontar como ejemplo en las siguientes frases “las niñas buenos no se enfadan" o "los niños no lloran” Estas afirmaciones predisponen al niño o la niña a que repriman unos sentimientos totalmente naturales y necesarios en el ser humano. 

Ciertas desviaciones en la educación como por ejemplo niños totalmente desamparados en el que las negligencias es algo habitual o educaciones demasiado permisivas en la que los límites brillan por su ausencia o demasiado estrictas, en las que el niño no tiene ningún tipo de margen para expresarse y ser él mismo. 

Trastorno Límite de Persoanlidad: Empatiza gracias a una Psicohistoria

"Imagina que caminas en una larga e interminable noche, la oscuridad lo invade todo. Vagas sin rumbo, casi por inercia, no sabes donde estás y ni mucho menos a donde quieres llegar. En el cielo, no hay estrellas con las que guiarse y cada paso que das, te supone un esfuerzo enorme. Tienes frío y estás empapado, buscas refugio un lugar caliente donde poder reponer fuerzas, pero temes no encontrarlo nunca. Sientes la angustia del miedo y la soledad en lo más profundo de tu ser y un gran vacío existencial lo invade todo. Te sientes impotente ante tanta tristeza, no puedes soportarla. Una ira incontrolable se apodera de ti, te quema por dentro y casi no te deja respirar. Tienes ganas de gritar, de agitar todo tu cuerpo hasta caer agotado, te sientes abandonado a tu suerte y estás terriblemente enfadado con el mundo, porque ni siquiera sabes si sobrevivirás a la larga noche, porque ni siquiera sabes si un día amanecerá, por eso dudas si realmente merece la pena seguir vivo o acabar con este infierno de una vez".

Ahora piensa unos instantes en cómo te sientes. Quizás puedas comprender mejor la explosión de sentimientos negativo e incontrolables, que puede sufrir una persona con trastorno limítrofe.

Terapia en personas con trastorno limítrofe

Cada tratamiento será diferente, dependiendo del mismo paciente, así como del momento evolutivo y circunstancias particulares en las que se encuentre. Son varios los enfoques y las técnicas que se suelen utilizar dependiendo el caso particular que pueden ser, individuales, grupales y tratamientos concretos para momentos de crisis.
La Ayuda Terapeútica es una ayuda fundamental para las
Personas con Trastorno Límite de la Personalidad.

Respecto al tratamiento farmacológico, no hay un medicamento concreto para este tipo de pacientes. En momentos de crisis es común que se prescriban ansiolíticos (tranquilizantes) pero solo en estos periodos, ya que existe el riesgo de crear dependencia.

Otra buena herramienta que suele dar buen resultado con este tipo de pacientes es la psicoeducación, en el que se hace consciente al paciente y a la familia de éste cuales son los síntomas y situaciones que genera, comprendiendo lo que le pasa e interpretando sus propios síntomas como arma para dominar la situación e incluso preverlas, gracias a la interpretación de los patrones de su propio comportamiento. Por ejemplo antes de una crisis, reconociendo que es lo que “hace saltar la chispa” y así poder anticiparse a la situación, es lo más cerca de poner un poco de orden en todo su “caos”

El terapeuta, tendrá que poner especial cuidado en las conductas agresivas, autolesivas y suicidas del paciente.
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